domingo, 22 de enero de 2017

Maravilla Natural Ecuatoriana: Pailón del Diablo


Es impresionante cómo esta maravilla es algo natural, creada por el mismo universo. La cascada el Pailón del Diablo tiene aproximadamente 80 metros de altura y una profundidad de 20 metros, y queda a 30 minutos de la ciudad de  Baños, en la vía que conduce a Puyo (Pastaza), en la parroquia de Río Verde. 

















Para llegar al Pailón, debes primero hacer una caminata en el sendero ecológico que te lleva a él, es casi 1 kilómetro. Mientras vas por el sendero, al inicio hay lugares para comprar piqueos, y también recuerdos. Al ir adentrándote, empiezas a oler la humedad de la vegetación, y observas muchas plantas, árboles, pequeñas grietas que parecen mini cascaditas, y letreros con mensajes en ellos.

Luego de caminar, caminar y caminar, llegas a una puerta que es la entrada a las gradas del Pailón, las cuales están consideradas entre las 10 más impresionantes del mundo, aquí estas a menos de 100 metros de vivir esta gran experiencia. Creo que subí apresuradamente, pues ya quería acercarme a verla. Aquí está el restaurant y es donde cobran la entrada con un costo de $1,50. Sigues subiendo y dependiendo de cuan lleno este, debes hacer fila.

Pero ya desde aquí comienzas a escuchar la furia del agua, y cómo pega en sus lados. Y es cuando puedes divisarla en todo su esplendor, trataba de abrir mis ojos lo más que podía, pues quería capturar ese recuerdo para tenerlo en mi memoria siempre; sin embargo creo que nos faltan los sentidos para vivir esta maravilla, sientes en la piel la humedad del lugar y en tu cara te caen gotas de la fuerza impactante de la caída del agua. 

Aquí es cuando puedes atravesar la Grieta al cielo, que es una especie de túnel semi abierto, que cruza la montaña, el cual debes atravesar, y te lleva a un balcón justo al lado para llegar a la parte más alta de la Cascada, entras en el túnel en orden, dependiendo de cuantas personas van bajando, ya que la misma entrada por las rocas es la salida. Este camino es bajo y estrecho, tienes que acuclillarte e ir a gatas para atravesarlo, y es ahí cuando llega el momento en donde observas el origen mismo de la cascada, el barullo de la caída del agua que golpea con fuerza al caer es tan fuerte que es difícil escuchar algún otro sonido, y quedas absorto ante tanta belleza, hasta sentí un poco de miedo al mirar para abajo y ver esa altura interminable y la profundidad del agua.

Te puedes tomar fotos, y lo más seguro, es que termines empapado, y te sentirás muy feliz. Nadie quería regresar, pero pues tienes que darles la oportunidad a los otros a que puedan subir.



Cuando bajamos y llegamos al lugar del restaurante, con el mismo ticket, puedes atravesar el puente colgante, desde aquí puedes divisar la supuesta figura del diablo que es la que se ve entre las rocas, y por eso se debe su nombre, aunque en realidad yo no la vi. 
Al otro lado del puente, hay una especie de cabaña que tiene un balcón, donde puedes quedarte un momento, subirte en unas hamacas y descansar con ese paisaje que profesa la naturaleza. Particularmente no tuve mucho tiempo para descansar aquí, pues ya debíamos volver, pero no quería irme. Es como si todo lo demás no se puede comparar con lo visto aquí. 

Por cierto recomiendo al regreso, tomar una michelada de maracuyá que venden en uno de los bares de la entrada, es deliciosa y apropiada para el ambiente.  

Definitivamente una aventura que no pueden dejar pasar si vienen por nuestro bello Ecuador. Puedo decir con honestidad que ha sido uno de los mejores paisajes que he tenido el privilegio de ver, un lugar que parecía de película por la magnitud de su poder y belleza.


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